Seis días de terror. Eso fue lo que vivió A. una mujer de 46 años cuya identidad se reserva, que en menos de una semana fue víctima de un violento asalto a manos de motochorros en la Ciudad de Buenos Aires y luego, bajo la misma modalidad, volvieron a intentar robarla en la entrada de su casa en la localidad bonaerense de San Isidro. La sospecha de la familia es ambos episodios estarían relacionados.
Según indicó el abogado de la familia y de acuerdo con fuentes oficiales, el primer hecho ocurrió el miércoles 30 de abril, en plena víspera del feriado del 1º de mayo. Ese día A. salía sola en su camioneta de la empresa que tiene con su esposo, Diego, en el barrio porteño de La Paternal, cuando quedó atrapada en un embotellamiento sobre avenida de los Constituyentes.
En ese contexto, fue interceptada por dos motochorros que rompieron el vidrio del acompañante y, tras un forcejeo, le sustrajeron el teléfono celular Iphone, que estaba en el compartimento central del vehículo. Aturdida por el estallido de los vidrios de su auto, logró darle aviso de lo ocurrido a su esposo.
El hombre en ese momento lo primero que hizo fue llamar a la empresa de telefonía celular para bloquear la línea. La compañía al principio, por no tratarse de la titular del servicio, demoró el suspenderlo.
Lo cierto es que mediante técnicas de desbloqueo y hackeo, accedieron a cuentas bancarias, correos electrónicos y otros datos personales de la víctima y su familia.
“Habrá tardado media hora en hacerlo. Increíblemente, en 10 minutos lograron desbloquear al Iphone. Accedieron a información bancaria y se metieron en dos cuentas de distintos bancos”, indicó el letrado.
En uno de los caso, la entidad financiera detectó movimientos extraños y bloqueó la cuenta. Sin embargo, en la segunda, no fue tan sencillo. Y pese a los intentos de la pareja para bloquearla, tardaron horas en hacerlo. Los delincuentes tuvieron el tiempo suficiente para hacer movimientos de dinero en dólares y pedir préstamos por hasta 40 millones de pesos.
“Se metieron en una cuenta en dólares que tenía prohibido por imperio legal la transferencia de los dólares de una cuenta especial y sin embargo, mediante movimientos golondrinas a personas totalmente ajenas al contacto, sacaron los dólares. Eran nombres ficticios”, relató el abogado. Comenzaron a sacar los fondos en pequeñas cantidades -quizá- para no levantar sospecha.
Cuando la mujer notó lo que estaba pasando, llamó de inmediato al banco para avisar de la situación. La entidad, pese a todo, tardó en bloquear la cuenta. Recién hacia las 16 horas aproximadamente, unas seis horas después del asalto en La Paternal, lo lograron. Ya era tarde: estiman que perdió unos 30 mil dólares, además de los préstamos que sacaron a su nombre. Sin embargo, la suma exacta no fue precisada.
“Por favor, frenen, hagan algo, Me están robando”, les dijo la mujer al banco, de acuerdo con el relato del abogado.
El calvario no terminó. Este martes, la pareja se dirigió a la sucursal del banco con la denuncia que habían presentado ante el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad por el asalto en territorio porteño. Después de hacer el trámite, volvieron a su casa de La Horqueta sin imaginar lo que les estaba por pasar.
A las 14:45, mientras el esposo de A. estacionaba frente a su domicilio, en la calle Gurruchaga, fue abordado por dos motos con tres ocupantes. Uno de ellos descendió y corrió hacia el vehículo. El hombre, que advirtió el movimiento a tiempo, logró acelerar y escapar, aunque el atacante alcanzó a romper de un golpe la ventanilla del lado derecho, donde se encontraba su esposa. No llegaron a robar más objetos pero sí el susto fue importante. Revivieron en menos de una semana dos asaltos violentos.
Las sospechas de la familia son claras. Creen que los delincuentes, al acceder a los datos del teléfono de A., descubrieron dónde vive y se dirigieron para dar un golpe. Según el abogado, el hecho de que hayan sido tres ladrones a bordo de dos motos y por la forma en la que actuaron -según se ve en el video- dan cuenta de que son la misma banda.
La investigación pasó a estar en manos, según precisó el abogado, de la Justicia Criminal y Correccional Nacional en la Ciudad y de la UFI de la Boulogne, a cargo de la fiscal María Paula Hertrig.
